FINAL MONTAJE
La sala principal de montaje posee dos líneas, una para el Bentayga y otra para el Continental y el Flying Spur. Aquí es donde se unen todas las partes para que el coche cobre vida. Se conectan los mazos de cables, se colocan los salpicaderos, se acoplan los motores, se inserta la legendaria rejilla matricial en el guardabarros delantero, se fijan las ruedas, se sueldan los parabrisas y se ponen los asientos. Y todo esto lo hacen los 702 trabajadores de Bentley que trabajan en la sala principal de montaje.
Después de que se terminan de unir todos estos elementos a mano, entonces se realiza una inspección visual en la que se comprueba la calidad realizando una inspección visual de entre 500 y 650 puntos. Sin embargo, algunas de las verificaciones no pueden hacerse con el coche estacionado, así que se somete a una conducción de unos 6 kilómetros en un banco de prueba de rodillos y de unos 22,5 kilómetros en las carreteras de Cheshire que rodean a la fábrica, ya que ahí nuestros especialistas pueden escuchar los ruidos y sentir las vibraciones para finalmente dar el visto bueno a la «personalidad» del coche.
Para comprobar que el coche es hermético, se le rocían 1.820 litros de agua en un proceso que hemos bautizado como la «prueba del monzón» antes de inspeccionarlo en su totalidad. Por último, se limpia el coche y se inspecciona por última vez en un centro de entrega puntero para recibir el visto bueno antes de ser entregado al cliente.